Esta moneda corresponde a la conocida obra de “Las meninas” que, como curiosidad, no siempre fue llamada así. A lo largo del tiempo, se la consideró por diversos nombres como “Retrato de la señora emperatriz con sus damas y una enana”, “La familia del Señor Rey Felipe IV” o simplemente “La Familia”. Por sus características, y enmarcada en la celebración del bicentenario del Museo del Prado, representa una maravillosa oportunidad para el coleccionismo de monedas y para aquellas personas interesadas en el arte y muy particularmente en la obra de Diego Velázquez.
Las meninas, una obra de arte
Hablar de Las meninas conlleva hablar de mucho más que de una representación cotidiana de palacio del siglo XVII. Esta obra alberga tanto significado como destreza artística, lo cual produce la sensación de ir desvelando sus detalles con cada mirada.
En primer lugar, el pintor. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, de origen sevillano, es considerado uno de los pintores universales del barroco, muy apreciado tanto fuera como dentro de España, pues llegó a ostentar el cargo de pintor de cámara, el más distinguido título para los pintores de la corte. Retrató a varios miembros de la nobleza y la corte de Felipe IV. También realizó numerosas pinturas para decorar las casas reales e instituciones por encargo del monarca o de otras personalidades. Murió el 6 de agosto de 1660, un mes después de viajar a la isla de los Faisanes para decorar el pabellón español, con motivo de la boda entre la infanta María Teresa y Luis XIV.
Las meninas es una de sus últimas obras, en la que podemos comprobar cómo la trayectoria del artista ha desembocado en un naturalismo más aproximado a la propia realidad de los modelos. Gracias a esta obra, considerada como la cumbre del artista, fue llamado “pintor de pintores”, pues su trabajo sirvió de inspiración y guía para otros muchos. Sus pinceladas son más bien retoques rápidos con el pincel que, si de cerca parecen toscos e imprecisos, al tomar distancia, puede apreciarse hasta el más mínimo detalle. En la misma, como figura claramente protagonista, descubrimos a la pequeña Margarita María Teresa de Austria, que contaba en ese momento 5 años, futura esposa de Leopoldo I y emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico.